El control de gestión es un área relativamente nueva en las empresas modernas, su principal objetivo, como podemos deducir de su nombre, es actuar activamente en la verificación de procesos, asegurando que se estén utilizando los recursos de la mejor manera, paralelamente busca generar eficiencias para las compañías a través de distintas estrategias, entre las que se encuentra la innovación.
Durante años, para la iglesia fue una tendencia separar los ámbitos seculares de la vida cotidiana tales como el trabajo, instituciones educativas y sociales, de los ministeriales. Sin embargo, a medida que crecemos en la revelación, entendemos que todas las cosas son espirituales y que estamos llamados a hacer la diferencia con nuestras actitudes frente a las distintas situaciones que se presenten en cualquier área de nuestro diario vivir. (“Es verdad que vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo” 2° Corintios 10:3 TLA).
Con este principio espiritual claro, resulta sencillo identificar patrones específicos que nos dejó nuestro hermano mayor en su paso por esta tierra, respecto a la correcta administración de los recursos que se nos han confiado, pero imitar su ejemplo y seguir su instrucción, va mucho más allá de la aplicación de la conocida parábola de los talentos (Mateo 25:14-30).
Para experimentar cosas nunca vistas (mejores resultados), es necesario hacer cosas que nunca fueron hechas (innovación), y en este último punto, Jesús fue el mejor promotor y pionero. Su primer milagro, fue en la boda de Caná (Juan 2:1-11), en medio de una importante ceremonia, se acabó el vino, y ante la intercesión de su madre, Jesús convierte el agua, en el mejor vino que los asistentes del evento habían probado en sus vidas. Dado que, tenemos la certeza de que la unción y el poder de Dios, fueron los elementos sobrenaturales que permitieron esta milagrosa transformación, en esta ocasión no nos detendremos a ver como sucedió esto, sino en como los elementos de este evento, se asemejan y repiten en situaciones de nuestro diario desarrollo profesional, y como podemos incluir el factor sobrenatural, tal como Jesucristo lo hizo para resolver las crisis.
Lo primero que debemos tener claro, es que la mejor oportunidad para generar cambios es en momentos críticos, tendemos a pensar que, para implementar mejoras, debemos esperar las condiciones perfectas, escenario que además es muy poco habitual, pero por el contrario los tiempos de crisis, una situación inesperada, resultados deficientes, o requerimientos desconocidos generan una mayor apertura a implementar medidas poco habituales. El segundo aspecto a considerar es que los recursos son limitados, por lo cual, es importante reconocerlos y deben ser utilizados con eficiencia. El tercer punto, es nuestra actitud, ya que es lo que hace la diferencia entre nuestro actuar, y el del común de nuestros pares, y que nos asegura resultados más allá de lo que esperamos e imaginamos, si actuamos con calma, optimismo y determinación las posibilidades de ser considerados se incrementan, porque junto con el ultimo aspecto y el más importante: considerar al Espíritu Santo, pedirle sabiduría y estrategias, completa el circulo y añade a nuestro mundo secular del trabajo, el elemento sobrenatural: La gracia de Dios para hacer las cosas.
Volvamos a la boda, y la tormenta perfecta:
- Momento de crisis: Se quedan sin vino en medio de la fiesta.
- Recursos limitados: Agua y tinajas de piedra
- Actitud: Obediencia (Juan 2:5)
- Unción del Espíritu Santo
Era de suma urgencia resolver el problema, por lo que ninguno de los servidores del festín cuestionó la innovadora instrucción que Jesús les da, guiado por el Espíritu Santo: llenar las tinajas con agua, ellos obedecieron e hicieron lo natural, y la Unción del Espíritu Santo se encargó de lo sobrenatural, obteniendo resultados más allá de los esperados: el mejor vino, la máxima calidad.
Jesús ya nos acercó su reino, ahora depende de nosotros considerarlo en cada una de las aristas de nuestro vivir.